¿Cómo influye una vivienda en la salud de sus ocupantes?

  • 04 de mayo de 2022

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La calidad y localización de la vivienda tiene implicaciones directas para la salud de quien la habita. Son muchos los estudios que avalan cómo el hecho de residir en una vivienda adecuada contribuye a mejorar la salud del hogar. Que una vivienda tenga acceso a servicios de agua y saneamiento, en un área segura, y localizada cerca de servicios de atención médica y de educación afecta, y mucho, a la salud de toda la familia.  

Barrios informales: cuando la infraestructura sanitaria deficiente es fuente de enfermedades y contaminación
Un ejemplo de la multiplicidad de factores que vinculan los resultados entre salud y las condiciones de vivienda son los desafíos que enfrentan a diario los residentes de los barrios informales. Estos barrios, que albergan a más de 105 millones de hogares de ALC, carecen de acceso a uno o varios servicios municipales básicos. Entre ellos se encuentra la falta de electricidad, agua y saneamiento; espacios públicos seguros; y servicios adecuados de gestión de la educación y la salud. Por ejemplo, en Argentina, se estima que más del 98 % de los hogares en barrios informales carecen de acceso a los servicios de alcantarillado municipal, y casi el 94 % carecen de conexión a los servicios de agua.

La inadecuada infraestructura sanitaria de estos barrios los convierte en focos de enfermedades endémicas, como la malaria, el zika y el dengue. Por ejemplo, un estudio georreferenciado de casos de dengue en Río de Janeiro identificó una correlación entre la presencia de barrios informales y los principales focos de contagio. Asimismo, en Salvador de Bahía, el riesgo de leptospirosis es cuatro veces mayor para los hogares que carecen de saneamiento. Estas deficiencias hicieron que los barrios informales estuvieran mal preparados para hacer frente a la pandemia de COVID-19. ¿El motivo?: las malas condiciones de la vivienda hicieron que la auto-cuarentena fuera poco práctica y la rápida propagación de la infección fuera muy probable.

Los residentes de barrios informales son particularmente vulnerables a los peligros ambientales y los eventos climáticos. Por ejemplo, mientras que la recolección de residuos en ALC tiene una tasa de cobertura relativamente alto (90 %), solo unas pocas ciudades grandes, como Río de Janeiro, Ciudad de México y Buenos Aires, utilizan estaciones de transferencia para aguas servidas. A pesar de todo, en estas ciudades, las estaciones de transferencia apenas cubren menos de la mitad de su recolección. La mayoría de los desechos se depositan en vertederos a cielo abierto, lo cual es perjudicial para la salud de todos los habitantes y fuente de contaminación hídrica y de suelos . Los rellenos sanitarios mal administrados son particularmente dañinos para los barrios informales y las comunidades costeras. Además, estos barrios suelen estar ubicados en laderas, barrancos o riberas de ríos vulnerables a deslizamientos e inundaciones.

Déficit habitacional en barrios formales: hacinamiento y enfermedades
Los déficits de vivienda también afectan a los hogares que viven en barrios formales y consolidados. Según la mayoría de los datos comparables actualizados en la región, afectan a no menos de 55 millones de hogares de ALC.

En las áreas urbanas, alrededor de las tres cuartas partes de estos déficits se deben a algunos problemas cualitativos con la unidad de vivienda: la mayoría de las veces hacinamiento (con más de tres personas por habitación). En las zonas rurales y periurbanas, el tipo de déficit habitacional más prevalente es el uso de materiales de construcción inadecuados y la falta de infraestructura básica. Los hogares que residen en estas condiciones son altamente vulnerables a lo que se ha denominado las “enfermedades desatendidas de las poblaciones desatendidas”, incluidas las enfermedades transmitidas por vectores y el suelo, como Chagas, Chikungunya y tracoma.

Programas y políticas de vivienda para mejorar la calidad de las viviendas
Una serie de políticas de vivienda han tenido como objetivo mejorar las condiciones de vida de los hogares afectados por estos problemas. Entre ellos, se encuentran los programas de mejoramiento de barrios y el apoyo para la adquisición de viviendas asequibles.

PROGRAMAS DE MEJORAMIENTO DE BARRIOS

Los programas de mejoramiento de barrios se enfocan en brindar servicios básicos para mejorar el bienestar de las comunidades de bajos ingresos. Incluye una gama de intervenciones de infraestructura que frecuentemente se llevan a cabo junto con intervenciones sociales, como, por ejemplo, la regularización de la tenencia. Los estudios sobre el impacto de los programas de mejoramiento de barrios en zonas de extrema pobreza de El Salvador, México y Uruguay muestran que tuvieron un efecto positivo en las condiciones generales de vivienda y el bienestar general de los residentes locales. De manera similar, una evaluación de impacto del programa Favela Barrio en Río de Janeiro, Brasil, encontró un impacto positivo en el acceso a los servicios de agua, saneamiento y recolección de basura.

CÓDIGOS DE CONSTRUCCIÓN

Las políticas públicas también son una herramienta eficaz para mejorar la calidad de la vivienda. Los códigos de vivienda han logrado regular y mejorar con éxito los estándares sanitarios y climáticos en las nuevas viviendas formales. Sin embargo, esto implica que tanto el stock de vivienda formal ya construido, como las unidades de vivienda informal no regulados, no se ven mejorados por estos códigos. Afortunadamente, varias innovaciones recientes han reducido el costo general de la aplicación de códigos y la recopilación de datos. Los drones, por ejemplo, ayudan a recopilar información geoespacial muy detallada a partir de la cual inferir la calidad de las viviendas y, por lo tanto, facilitan los esfuerzos de focalización para hacer cumplir las regulaciones. En Kigali, Ruanda, se han utilizado drones para mapear la calidad de los techos y baños en vecindarios de bajos ingresos. El objetivo fue identificar rápidamente las unidades de vivienda que necesitan mejoras y priorizar el cumplimiento de las normas de construcción básicas.

¿Cómo afectan el entorno y los servicios de la vivienda en la salud de sus habitantes?
El entorno de una vivienda afecta a la calidad de vida y salud de sus habitantes. Cuando se mejoran algunos aspectos de las áreas residenciales, se logran importantes efectos en la salud. Por ejemplo, el aumento de la seguridad de los espacios públicos conduce a un mayor uso de estos, lo cual genera importantes beneficios para la salud de la población. Existe evidencia de una fuerte correlación entre acceder a parques y contar con un peso saludable, especialmente entre los miembros de hogares de bajos ingresos.
 
Los estudios sobre programas de vivienda muestran que mejorar la calidad de la vivienda disminuye la frecuencia de enfermedades en el hogar. Por ejemplo, mejorar la calidad de construcción de la unidad de vivienda para reducir la humedad y el moho contribuye a la reducción de enfermedades respiratorias y asma, particularmente en niños pequeños . Además, una evaluación de impacto del programa Piso Firme de México para instalar pisos de cemento en el parque de viviendas de los cincuenta municipios indígenas con el puntaje más bajo en el Índice de Desarrollo Humano mostró que había reducido significativamente la incidencia de diarrea en niños de 5 años y menores.

Además, hay evidencia que la propiedad de vivienda por parte de las mujeres mejora la salud del hogar.  Estudios sobre programas de vivienda en Ecuador, Ghana, India y Tanzania encontraron una correlación entre un aumento en la propiedad de vivienda por parte de las mujeres y una reducción en la violencia intrafamiliar. Asimismo, un estudio en Etiopía encontró que la propiedad de vivienda por parte de las mujeres está relacionado con períodos más cortos de enfermedad, ya que las mujeres invierten más en alimentos y en atención médica.

Ciudades Inclusivas: ciudades saludables para todos
En resumen, la vivienda tiene implicaciones para la salud individual y pública a través de múltiples mecanismos. Entre ellos se incluyen algunos que dependen de la calidad de las unidades de vivienda, otros de su ubicación y también de los servicios que recibe. Existe una alta correlación entre los bajos ingresos, las condiciones de vivienda deficientes y la mala salud. Por tanto, las políticas públicas de salud deben ser planteadas en relación a las características de sus territorios y profundamente coordinadas con las de vivienda, toda vez que las condiciones de residencia pueden ser fuente de enfermedad, pero también de salud, para sus residentes.

Fuente: BID

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