¿Cómo Planificar Ciudades Accesibles?

  • 19 de julio de 2021

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Tener una discapacidad (bien sea congénita o adquirida), ser anciano (con movilidad reducida o degeneración de las capacidades cognitivas), o ser un niño/a en una ciudad de América Latina y Caribe (ALC) no es tarea fácil, pues la gran mayoría de los espacios y servicios públicos en las ciudades no son accesibles ni inclusivos.

En ALC, cerca de 80 millones de personas tiene algún tipo de discapacidad (más que la población de Argentina y Perú juntos). También se estima que el 12% de la población tendrá más de 65 años. A pesar de esto, ni las personas con discapacidad, ni los ancianos, ni quienes los cuidan, son tenidos en cuenta, en la mayoría de los casos, a la hora de diseñar el espacio público en las ciudades de nuestra región.

Es evidente que la accesibilidad e inclusión en las ciudades afecta a una proporción significativa de la población. Por ello, resulta esencial tener en cuenta las necesidades de toda la población a la hora de diseñar los espacios públicos de forma adecuada. Cuando esto sucede, se promueve la cohesión social, la construcción de identidad y el desarrollo económico.

Para avanzar hacia un desarrollo urbano inclusivo, los países de América Latina y el Caribe han reconocido los derechos de las personas con discapacidad al ratificar la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad adoptada por Naciones Unidas. Asimismo, han adoptado la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad de la OEA. Además, la inclusión es un tema dominante dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Sin embargo, a pesar de los avances en los marcos regulatorios de las ciudades, aún queda un largo camino para lograr la inclusión en el desarrollo urbano de las ciudades.

¿Cómo afectan las barreras urbanas el día a día de las personas con discapacidad?
En verdad,  la falta de acceso a espacios públicos para las personas con discapacidad también socava la calidad de vida de sus familias y cuidadores. Aun así, en todas partes de nuestras ciudades encontramos espacios a los que solo se puede acceder subiendo escaleras o caminando por caminos estrechos, sistemas por los que solo se puede navegar leyendo instrucciones escritas, o autobuses y metros a los que no se puede acceder con una silla de ruedas.

Como estas prácticas urbanas son omnipresentes, han llegado a definir nuestras expectativas sobre las necesidades que se pueden y no se pueden acomodar en los espacios y sistemas públicos. Estas barreras afectan más que la movilidad de las personas con discapacidad, también afectan sus oportunidades de socialización y prosperidad económica. Por ejemplo, los parques que carecen de equipamiento para niños con discapacidades y los segregan de otros niños, y el sistema de transporte que no puede acomodar a las personas con discapacidades obstaculiza su capacidad para acceder a puestos de trabajo.

Quizás los puntos de vista actuales que limitan la accesibilidad sean restos de la lógica estrictamente utilitaria que guió los planes urbanos de las ciudades industriales del siglo pasado. Las ciudades planeadas para habilitar fábricas para la producción en masa, en busca de eficiencias en el movimiento de trabajadores y mercancías, están claramente obsoletas hoy cuando el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación marca el ritmo de la producción económica.

Permitir el acceso a los centros urbanos y el tránsito de más personas, las ciudades aumentarían las oportunidades y la productividad económica. Los costos de las ciudades no inclusivas son altos. Las menores tasas de empleo para las personas con discapacidad se traducen en un gran peso en el bienestar de los gobiernos, que representa entre el tres y el siete por ciento del PIB mundial y una pérdida del 20 por ciento del mercado mundial del turismo.

¿Cómo construir espacios públicos para personas con discapacidad, niños y mayores?
Reconociendo la relevancia de los espacios urbanos inclusivos, algunas ciudades de ALC están invirtiendo en espacios públicos y sistemas urbanos accesibles. Las ciudades brasileñas de Curitiba y Uberlândia se han comprometido con una flota de transporte público totalmente accesible para personas con discapacidad. Otras ciudades de la región también han logrado avances importantes. La Paz, por ejemplo, con el sistema de teleférico más grande del mundo, ha abierto oportunidades para muchos de sus ciudadanos.

Sin embargo, estos ejemplos regionales siguen siendo la excepción y no la regla. Para muchos de los países de la región signatarios de la Convención, la implementación efectiva de la Convención presenta un gran desafío con un largo camino por recorrer antes de que la accesibilidad se convierta en una realidad.

Para respaldar los esfuerzos de las ciudades, desde el BID hemos desarrollado una monografía que ofrece nueve estudios de caso sobre cómo las ciudades han aumentado de manera proactiva la inclusión de personas con discapacidades. Los casos abarcan iniciativas de gobiernos, organizaciones civiles y entidades privadas; algunos de ellos están enfocados en eliminar las barreras urbanas, mientras que otros tienen como objetivo apoyar actividades que promuevan la integración social.

Los proyectos incluyen acciones en espacios reales y virtuales; en espacios para estar, para jugar y para transitar; y en ciudades de Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Israel, Estados Unidos y España. Es importante destacar que todos los casos presentados son proyectos reales que se han implementado con éxito. Nuestro objetivo es lograr que la inclusión sea considerada desde las primeras etapas de la planificación del proyecto, y que comprenda la participación de diferentes grupos sociales, eliminación de barreras físicas y sociales, así como campañas de concientización, entre otras actividades.

Las ciudades deben construirse para todos sus residentes
La suma de estos ensayos y estudios de caso muestra que muchas ciudades están logrando importantes avances, pero que aún queda mucho por hacer para que las ciudades sean verdaderamente inclusivas. La planificación y el diseño urbano deberían y podrían eliminar los obstáculos urbanos y así aumentar la independencia de movimiento y el disfrute de los espacios para la mayoría de las personas. En última instancia, las ciudades deben construirse para aumentar la autonomía y las capacidades de todos sus residentes.

Comparte en la sección de comentarios iniciativas que tu ciudad haya llevado a cabo eliminando obstáculos ambientales y favoreciendo el acceso y disfrute de los espacios públicos. ¡Estaremos encantados de aprender de ellos!

Fuente: BID

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