Integrando los ODS en la estrategia empresarial
- 27 de marzo de 2021
Cuando en septiembre de 2015, hace ya más de cinco años, Naciones Unidas (ONU) aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, probablemente no sabía la revolución que estos 17 objetivos iban a causar en la forma en que las empresas conceptualizan la sostenibilidad.
La globalidad de estas metas, con desafíos tan palpables como proteger nuestro planeta, erradicar la pobreza o acabar con las desigualdades de género son un potente sensibilizador. La Agenda 2030 consigue que todos -organizaciones, gobiernos, entidades sociales, medios e incluso la sociedad en general- queramos trabajar juntos y ponernos manos a la obra en favor del desarrollo sostenible.
Las organizaciones, en concreto, tienen un papel esencial. Según los últimos datos de la Red Española del Pacto Mundial, 8 de cada 10 empresas firmantes de la iniciativa explicitan el compromiso con los ODS en sus informes anuales o de sostenibilidad.
El porcentaje de las organizaciones que identifican sus ODS prioritarios llega al 78%. Los ODS se han convertido, de este modo, en uno de los principales marcos de referencia en sostenibilidad para el sector privado. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo integrar los ODS de forma estratégica en la compañía?
Determinar los ODS de mayor impacto
Uno de los primeros pasos a la hora de definir la contribución a la Agenda 2030 es identificar los Objetivos de Desarrollo Sostenible a los que podemos contribuir -o ya estamos contribuyendo- de forma más directa. Así, los ODS a los que pueda contribuir una empresa del sector de alimentación no serán los mismos que los seleccionados por una empresa dedicada a la energía o a la gestión del agua. La identificación de ODS requiere de un análisis exhaustivo de la organización, sus políticas, sus actividades, sus productos y servicios, sus formas de trabajo y la relación con sus públicos principales.
En cualquier caso, hay ciertos ODS que resultan prioritarios para un gran número de empresas. Así, según la Red Española del Pacto Mundial, es común encontrarnos con compromisos relacionados con la igualdad de género (ODS 5), con el trabajo decente y el crecimiento económico (ODS 8) o con la salud y el bienestar (ODS 3).
El impacto en un ODS no tiene por qué ser positivo para que resulte relevante para la organización. De este modo, y aunque no es habitual, es importante que la empresa tenga claro si alguna de sus actividades afecta de forma negativa a la meta de un ODS: determinar dónde puede haber desviaciones nos permite poner en marcha acciones de mejora.
Priorizar los ODS para la organización y definir objetivos
Una vez seleccionados los ODS clave para la organización, realizar una priorización de los mismos permitirá a la organización ordenar su contribución a la Agenda 2030. Naciones Unidas insiste en abordar la Agenda 2030 de forma integral, porque todos los ODS están interrelacionados, pero la forma de abordar proyectos en las organizaciones, con recursos concretos y limitados, hace que resulte manejable poder tener una valoración cuantitativa de cuáles son los ODS a los que una empresa puede contribuir más directamente.
Cuando se realizan este tipo de ejercicios, la empresa se da cuenta de que ya hay en marcha proyectos en el seno de la organización que están favoreciendo a algunos ODS. Se trata de ordenar la realidad de la empresa en relación a los ODS en los que se puede desarrollar una contribución potente. Es común que las organizaciones cataloguen los ODS seleccionados: ODS ‘principales’ o ‘prioritarios’ y ODS ‘complementarios’ o ‘indirectos’. Estas priorizaciones permiten poner el foco en lo relevante, sin perder de vista otros impactos que resultan también importantes. La organización puede, incluso, establecer objetivos específicos para su empresa por cada uno de los ODS prioritarios, para aterrizar aún más la contribución a la metas mundiales.
Puesta en marcha de proyectos para potenciar la contribución
La contribución a la Agenda 2030 no acaba con la priorización de ODS. Más bien al contrario: no ha hecho más que empezar. Determinar los ODS prioritarios permite a la organización realizar un inventario exhaustivo de proyectos en marcha que contribuyen a los ODS. De igual modo, hay empresas que vinculan directamente su estrategia empresarial con la Agenda 2030, o su oferta de productos y servicios.
Son frecuentes los casos en los que una organización podría estar realizando mucho más por un ODS en el que tiene mayor impacto, y hasta que no realiza este análisis, no es consciente del trabajo que puede hacer para lograrlo. Así, por ejemplo, muchas organizaciones han comprobado que aunque estuviesen comprometidas con la igualdad de género, aún existía brecha salarial en su empresa. De forma similar, muchas empresas miden periódicamente su huella de carbono, pero no se habían planteado determinar objetivos de reducción o compensar las emisiones que no fuera posible reducir.
En definitiva, analizar nuestra contribución a la Agenda 2030 nos permite definir el compromiso empresarial con el desarrollo sostenible, establecer objetivos concretos para su contribución y desarrollar proyectos de gran impacto en las temáticas clave. Y no olvidemos el potencial de sensibilización que tiene la Agenda 2030: comunicar nuestra contribución a los ODS permite amplificar hacia todo tipo de públicos la importancia de estas metas mundiales para el desarrollo sostenible.
La pandemia de la COVID-19 ha acelerado la importancia de la creación de valor sostenible. Y la Agenda 2030 se sitúa en el centro de las políticas de recuperación para hacer frente a temas críticos: salud, pobreza, transición ecológica, igualdad…Con nueve años para alcanzarla, la llamada ‘Década de la Acción’ requiere que todas las empresas analicen dónde tienen que enfocarse y establezcan ambiciosos planes de acción.
Si quieres saber más sobre la Agenda 2030, en este enlace puedes consultar más información sobre cómo impulsamos la integración de los ODS en los proyectos que desarrollamos.
Fuente: CANVAS estrategias sostenibles